Las hojas de laurel se pueden utilizar tanto secas como frescas. No obstante, las hojas frescas son menos populares, ya que resultan más fuertes y amargas.
El uso de las hojas secas de laurel se centra mayormente en los guisos, las podemos añadir enteras o cortadas en pedacitos. Combina excelentemente con carne de caza, pescados azules y legumbres. El laurel ofrece un paladar peculiar a las verduras y arroces. También es común añadir laurel a la salsa bechamel, ya que potencia mucho el sabor.
El laurel crece en toda la cuenca mediterránea en estado salvaje, en lugares húmedos y sombreados, pero no se le encontraron usos culinarios hasta la época helena. Su exquisito perfume pudo ser la causa de que se le consagrara a los dioses del Olimpo, principalmente a Apolo, dios de las artes, la poesía y los oráculos.
Históricamente, ha estado asociado al triunfo. De hecho, su nombre científico Laurus nobilis, proviene del latín, que significa célebre, notable. Y en el Imperio Romano sus hojas se empleaban para realizar las coronas triunfales de emperadores y generales victoriosos. Por todos es conocida la imagen de Julio César, siempre aureolada con hojas de laurel entrelazadas.
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